domingo, 29 de agosto de 2010

Y VOLÉ....

El fin de semana pasado Jesús trabajaba también el domingo así que, decidimos irnos a pasar el sábado y domingo a un hotel cerquita y evitar que se eche más kilómetros a la espalda.

El hotel es un antiguo cuartel militar rehabilitado, rodeado por una vegetación impresionante y a sus pies, el lago Gatún.

Tras una siesticilla, nos fuimos a cenar con una pareja de Costa Rica que Jesús había conocido durante su estancia en el hotel y, me liaron. Esta pareja es propietaria de una empresa de Eco Adventures, al día siguiente tenían una salida para ir a un canopy (lanzarse entre árboles por tirolinas y cosas de esas) con tres chicas, me invitaron y me apunté.

Al día siguiente a las 8:30 de la mañana estaba ya preparada para, lo desconocido. Apenas hay un kilómetro desde el hotel a la entrada de la zona revertida o zona canalera (antiguo territorio norteamericano propiedad del canal) donde se iniciaba el circuito de tirolina.

Me imaginaba la tirolina poco más que la que hay en el parque de Las Llamas, frente a casa, en Santander, de modo que, cuando me preguntaron si quería ir sóla o acompañada respondí muy valiente que sola, al resto de las chicas ya las había perdido, pero cuando subí y ví lo que había bajo mis pies dije muy seria: "Joeee!!! No sé si me voy a atrever" y me aconsejaron que la primera vez fuese acompañada.

Mi sentido de las distancias no es muy bueno pero, creo que no exagero si os digo que la altura era de alrededor de 40 ó 50 metros y la longitud de cerca de un kilómetro, mirar hacia abajo mareaba.

Los siguientes minutos fueron simplemente alucinantes, yo sola me paseaba a unas alturas de vértigo controlando la velocidad con un guante de cuero similar a los de beisbol y cruzando el lago en varias ocasiones. Así durante varios tramos.

El culmen fue, "el Superman", boca abajo y sujeta por una eslinga a tu espalda te desplazas soltando las manos. Muy muy recomendable.

Todo esto sin la presencia de Jesús debido a que estaba currando para hacer más rápido el canal.

Después de una jornada de dos horas de aventura, baño en la piscina al que se unió después Jesús, comida, siesta y masaje.

El lunes por la mañana a trabajar unos y yo, a Panamá.